En la batalla entre lo digital y la permanencia de la película, la segunda parece estar en gran desventaja. De acuerdo con la Motion Picture Association of America (MPAA), se estima que el 95% de las pantallas a nivel mundial son digitales. Por otra parte, en 2014 Paramount Pictures anunció que ya no lanzará copias en 35mm. Lo anterior son indicios de una posible discontinuidad del legendario formato.
Esta situación ha sido relevante en el mundo cinematográfico, a tal grado de que en el 2012 se estrenó Side by Side, documental que reúne testimonios de aclamados cineastas sobre su migración hacia lo digital y el poco uso que ha tenido la película. David Lynch, Martin Scorsese y Lars von Trier, entre otros, han expuesto su punto de vista sobre la polémica.
Uno de los directores que más ha defendido el uso del formato 35 mm es Quentin Tarantino. Para el cineasta, que fue criado por una pantalla de cine, las películas son parte de la historia del arte y deben ser apreciadas como tal. En una entrevista para una emisora de radio de Los Ángeles aseguró que: “si no puedo filmar en formato de 35mm, dejaré de hacer películas”.
Para Tarantino tirar las latas de celuloide, cerrar los laboratorios fílmicos y desechar los proyectores de película es un error. El director ha expuesto que eliminar la reproducción de copias de 35mm es renunciar a una parte significativa de la historia del cine. Además, asegura que los materiales digitales no pueden imitar el sentido orgánico y estético del celuloide, porque cada imagen se mueve dentro de sí misma, mientras que la versión digital es muy plana.
A pesar de este contexto, se ha visto un resurgimiento del uso de película por parte de las nuevas generaciones de directores y cineastas, ya que encuentran ventajas estéticas y de conservación frente a un soporte digital.
Es por ello que el papel de los laboratorios fílmicos es relevante. Entre ellos se encuentra Labo, una de las últimas empresas mexicanas en América Latina que conserva un laboratorio fílmico en perfectas condiciones de uso, y quien ha hecho su prioridad el impulsar a los entusiastas del cine a continuar con el uso de este formato.
“Es increíble notar el creciente interés de la comunidad cinematográfica que se apasiona por realizar sus proyectos en película. Estamos muy contentos de ver que sigue existiendo este empeño para filmar y no sólo grabar. Además, con este formato lograrán preservar su contenido durante muchos años”, asevera Gabriel Elvira, gerente de ventas y atención a clientes de Labo.
Si bien el formato digital ofrece muchos beneficios para el cine, lo cierto es que también presenta varios retos en cuanto a su preservación y almacenamiento a largo plazo. Esto debido a que los soportes de almacenamiento digitales evolucionan de manera continua, por lo que se deben realizar migraciones frecuentes para conservar los contenidos.
En 2019, la imagen en movimiento fílmica en 35mm festeja 130 años de vida. A su nacimiento en 1889 la película se pensaba para capturar el movimiento, hoy en día ofrece la posibilidad de imprimir archivos de origen digital en soporte fílmico a fin de reducir la necesidad de migrar nuevamente a otro soporte. De esta manera se asegura la correcta conservación de la obra para futuras generaciones y se reduce el riesgo de que desaparezca.