Como siempre, nos percatamos de estas acciones artísticas a través de su página web y su Instagram. Porque de otra manera, ninguno de los viandantes supo ver, observar y reconocer, de quién se trataba realmente. Como si de un pintor o retratista de las calles más transitadas del mundo se tratase, Banksy aparece colocando su instalación ante la atenta mirada de los vecinos.
Después,se sienta, tapando su rostro con un periódico (cómo no) y rodeado de su obra. O, más bien, de un conjunto de obras. Un mosaico de cuadros que muestran, en su totalidad, a la ciudad de Venecia totalmente invadida por un gran crucero. En la esquina inferior izquierda, el mensaje: ‘Venice in oil’.
Porque sí, es un gran óleo. Y también es una Venecia inundada del aceite delcombustible de los grandes barcos que atracan diariamente en la urbe dejando a su paso contaminación y, por supuesto, turistas.
Esto es lo que denuncia Banksy en la ciudad epítome de la masificación turística. En el vídeo, los viandantes lo observan, lo comentan, lo comparten (esa señora que llama al crucero “¡monstruo!”, o ese señor con boina asintiendo con fervor ante el amenazante crucero sobre las frágiles góndolas…).
Siempre haciendo una llamada de atención sobre el conflicto e intentando conmover. El turismo sigue siendo uno de sus temas recurrentes, como cuando en 2015 inauguró Dismaland en Weston-super-Mare (Somerset), su reinterpretación de los parques de atracciones. Aquí la oscuridad, el terror y la incomodidad te perseguirán de atracción en atracción.
Otra de sus instalaciones más memorables, la apertura de The Walled Off Hotel en 2017, el alojamiento con peores vistas del mundo (que puedes reservar aquí). De sus diez habitaciones, siete de ellas decoradas por Banksy, y todas sus ventanas dando a la misma realidad: el muro israelí de Cisjordania, unas vistas de hormigón y concertinas.
El hotel se sitúa en la zona israelí pero en su interior se exponen obras de artistas palestinos, creando un diálogo artístico que no se da fuera de este ámbito.
Eso es, exactamente, lo que pretende Banksy con sus trabajo, sin cobros de entrada ni puertas que separen su obra del público: crear un diálogo, generar una incomodidad, producir una reflexión. Y para ello, siempre actúa en el lugar adecuado, en el core del problema.
No es baladí que esta obra de obras haya aparecido en Venecia, ciudad que celebra actualmente su Biennale. Banksy se explica: “Preparando mi puesto en la Bienal de Venecia. Pese a ser uno de los más grandes y más prestigiosos eventos artísticos del mundo, por alguna razón, nunca se me ha invitado”.
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