Conoce que tienen en común Gwen Stefani, Limp Bizkit y Molotov

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Ya sea  skaters o amantes del workwear,  mundo de la música  se infiltró en el gusto de varios géneros: en medio de los riffs de guitarra, la vibración de una cuerda de bajo y los frenéticos redobles de batería, están los rockeros. 

Gwen Stefani, ex vocalista de No Doubt, adoptó el estilo méxico-americano en los 90’s con la detonación del orgullo chicano: cejas delgadas, camisetas de tirantes y el pantalón. En la misma década, cuando el grunge ya iba de salida, un género híbrido empezó a tomar fuerza: el nu-metal. 

Dicha apertura musical continuó con el ímpetu adolescente, pero exhibía a rockeros que reemplazaron las botas por tenis deportivos, las largas melenas por cortes más vanguardistas o cabello trenzado y la vestimenta ajustada por cortes holgados. 

Bandas legendarias como Deftones, Limp Bizkit y Korn ya encabezaban las listas de popularidad. Era imposible no imaginarse a un frontman como Chino Moreno o Fred Durst sin una camiseta o chamarras Eisenhower . Ello provocó que sus fans llegaran a las tiendas en búsqueda de una prenda que los acercara al outfit de sus ídolos.

En México  también repercutió, y las agrupaciones nacionales encarnaban la misma fuerza gráfica que sus homólogos estadounidenses. Claro ejemplo de ello es Molotov, quienes hace poco vistieron en uno de sus conciertos unplugged un conjunto de camisas de trabajo .

En contraste con la furia del nu-metal e influenciado por una cultura skater más relajada, grupos de happy-punk como Blink-182 o Sum 41 eran las invitadas de honor en fiestas de patinaje. La combinación bermudas Dickies, calcetas largas, piercing en los labios y gorras de marca skate fueron un boom a principios de los 2000. 

 

La ropa es un denominador de identidad para los músicos. En la visión de estos renombrados rockeros, utilizaron su ropa como el medio para manifestar su personalidad y encontrar un sentido de pertenencia que se ligara con sus composiciones.