La National Alliance on Mental Illness (NAMI) acaba de presentar su nueva activación de Navidad. Se trata de una campaña enfocada a destruir el uso de “niños buenos y malos” como una herramienta pedagógica. El comercial reflexiona sobre la salud mental infantil y cómo esta clasificación binaria no alcance a comprender todo el espectro de complejidad que los jóvenes ocupan. Asimismo, critica que reduce cada situación particular a un simple adjetivo absoluto.
Con el paso de los años, cada vez más organizaciones y empresas han reconocido que la salud mental es un tema prioritario para la sociedad. Por eso, han tratado de romper algunas tradiciones que, aunque se han empleado por años, no estaban necesariamente creando un mejor entorno para el mundo. Entre ellos, varios esquemas de crianza, el mensaje comercial dañino de más de una campaña, la forma en la que se lidia con el bullying, etcétera.
El problema es que hay mucho que hacer. La campaña hace bien tratando de darle difusión y cambiar la perspectiva de la gente ante un problema invisible, pero muy real. Sin embargo, no podrá percibirse una evolución real a menos que la misma sociedad empiece a aceptar que el status quo es dañino en muchos sentido. Por desgracia, aún hay personas que desacreditan esta lucha acusando a las “generaciones de cristal”. El camino mejora, pero es aún largo.