Fermin Muguruza es de esos tipos que saben lo que quieren y que caminan recto hacia el objetivo con fe y constancia. Un Fermin Muguruza que ha plantado cara a tantas batallas que no es uno, sino más, muchos más.
Primero fueron las canciones divertidamente rebeldes. Skas que marcaron un tiempo, un estilo personal rudo y rasposo. Son los ochenta, la etapa loca de la historia de nuestra música. Se bebía, se bailaba, se tocaba tres días seguidos y se descansaba toda la semana para comenzar de nuevo el rito. Así un mes y un año, un disco y otro. Invasiones constantes de escenarios y estribillos que desbocaban las carrilleras de los miles de aficionados que les seguían semana a semana. Fue el poder de una actitud y el sentido rítmico de Kortatu. Una banda básica que hoy en día continúa prolongando su cuña de influencia.
La ruptura del trío, supuso uno de los muchos actos de cordura de Fermin. Es, de paso, el cambio absoluto e irreversible del castellano al euskera, ya iniciado con ‘Kolpez Kolpe’. Otra lección de sentido de la responsabilidad y materialización de objetivos y sentimientos.
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Tras el rock, el punk y el ska crea Negu Gorriak, grupo pionero en la fusión de estilos, en alcanzar sonoridades innovadoras y férreas. Un ciclo en los noventa en el que su círculo de acción se ensancha con la dirección del sello discográfico Esan Ozenki (aportando una línea, una marca de imagen y contenidos), con los viajes solidarios, los contactos de hermandad con los pueblos oprimidos de Latinoamérica, su posicionamiento claro y rotundo respecto a la realidad de Euskal Herria… La actividad no cesa. El trabajo es duro. Sin embargo, no tan extremo como para impedirle probar otra experiencia, ser padre.
Con el brote Fermin Muguruza eta Dut vuelve a demostrar que el personaje público, el generador de opiniones, es también un músico amplio y en continua ebullición. Un artista capaz de extraer de sí mismo todas sus posibilidades y encauztJrlas de la manera más inteligente. Procurando siempre, aportar algo a la escena.
Por su pasado, aún cercano, y por su presente, Fermin Muguruza es un punto de referencia. No es ya su legado musical, sus letras, sino también los textos habituales para la revista Argia, el periódico EGIN, los tres años al frente de ‘Igo Bolumena’, programa de EGIN Irratia y las decenas de compromisos que surgen día a día. Palabras de libre pensamiento que variados dirigentes (en especial ejecutivos de medios de comunicación) le han llegado a censurar. Sin embargo, las bases -aficionados o periodistas-, siempre le han mostrado admiración y respeto, en especial por su talento, capacidad de trabajo y coherencia.