La película de Edouard Deluc sobre el pintor francés, ha reabierto el debate sobre el colonialismo. El artista se exilió en el archipiélago en 1891 en busca de fuentes de inspiración y para huir de los códigos morales de la sociedad europea. El director nos narra los viajes a Tahití del pintor, y su romance con Tehura, una habitante de las islas Marquesas. En la versión del director es la joven quien seduce a Gauguin y se convierte en su musa.
Al estilo de una Biopic la historia muestra al pintor como alguien al margen del sistema colonial francés, sin embargo varios aspectos biográficos no son tocados en esta entrega. No se menciona tampoco que la joven Tehura tenía 13 años en el tiempo de su romance, el filme ha recibido críticas por esta falta de visión crítica sobre el escabroso tema de las relaciones con menores de edad. Muy al contrario, la película nos presenta a un Gaughin progresista que desea cambiar la relación entre colonos y colonizados, cuando no es secreto que Gaughin usó su poder de colono blanco en sus numerosas conquistas, como lo escribe en una de sus cartas donde confiesa “haber encontrado una niña dócil y amorosa…” y todo ello por poco dinero.