Ya hemos visto cómo una IA se puede usar para pasar el rostro de una persona a otra, algo que ahora se conoce como “deepfakes”; una tecnología que se ha vuelto polémica por las posibilidades que ofrece para crear contenido falso y pruebas falsas contra cualquier persona. Pero eso es sólo el principio. Con los últimos avances, incluso es posible hacer que las fotografías y cuadros cobren vida ante nuestros ojos.
Eso es lo que ha conseguido un estudio salido del laboratorio de Inteligencia Artificial de Samsung, comandado por expertos como Egor Zakharov. Normalmente, los llamados deepfakes funcionan cuando una red neuronal se “aprende” las facciones de una persona a partir de uno o varios vídeos; la clave en este caso es que, cuanta más información tenga, más realistas serán los resultados.
Animar la cara de una persona supone controlar millones de parámetros, pero el sistema es capaz de inferirlos todos a partir de esa cantidad limitada de información; y a diferencia de otros sistemas, no crea un modelo 3D para ello.
Los resultados son increíbles, especialmente cuando se aplican a cuadros. Personajes de pinturas legendarias como La Gioconda cobran vida, gesticulando y hablando como si fuesen reales. Incluso da algo de miedo, como si fuera una película de terror en la que el personaje sale del cuadro.