Una bodega abandonada sirvió de escenario para que Kinky atestiguara una singular competencia de twerk, en la que una de las competidoras usa todo su ingenio para hacer trampa y vencer a sus oponentes. Bajo la dirección de los Broducers, quienes han trabajado con Ximena Sariñana, Mario Bautista, Drake Bell, Danna Paola, Kidd Keo y Mike Bahía, el clip retrata cómo las trampas y engaños se han hecho un cotidiano en la vida, sobre todo en las redes sociales, que son en las que se enfoca la canción.
“No deja de ser, también, una crítica social que retrata nuestra realidad, en la que estamos llenos de filtros y alteraciones para vender una versión Instagram de nosotros mismos. La producción es un coqueteo con el género urbano, donde sin perder la esencia de lo que es Kinky, podemos mentirle a la electrónica para crear nuevos sonidos”, explica Gil Cerezo, vocalista de la banda