Soportar durante horas sobre dos finos tacones de ocho o más centímetros no es bueno para la salud. Existen decenas de estudios científicos que demuestran los efectos adversos que puede provocar esta práctica, como juanetes, lesiones en los tendones y en las rodillas, dolor de espalda y muscular e incluso roturas. La imposición de llevar tacones se ha convertido en una de las protestas feministas de los últimos tiempos y ahora, Japón se suma a ella bajo el hashtag #Kutoo.
La campaña contra la ley que obliga a las mujeres japonesas a llevar tacones para trabajar apareció en marzo de la mano de la escritora y actriz Yumi Ishikawa. El proyecto que nació en redes sociales ha cogido esta semana un cariz internacional, al convertirse en un movimiento que ha unido cerca de 20.000 mujeres contra los tacones y ha conseguido presionar al gobierno japonés para que responda ante una ley que induce a “una práctica discriminatoria”, según ha explicado en rueda de prensa la fundadora del movimiento.
El nombre de la campaña juega con los vocablos japoneses “kutsu”, que significa zapatos, y “kutsuu” que hace referencia a la palabra “dolor”, además de estar vinculado al famoso hashtag que da nombre a la revolución feminista contra el acoso y la discriminación sexual en Hollywood, #Metoo.
Ante la masiva presión que ha ejercido el movimiento en redes sociales, una comisión de diputados del gobierno japonés se propuso investigar los códigos de vestimenta que se rigen en el trabajo. La investigación aclaró que en Japón se exige por ley el uso de tacones incluso en trabajos en los que hay que caminar largas distancias.
A pesar de tan alarmantes pesquisas, el gobierno japonés ha decidido hacer caso omiso a la petición de Yumi Ishikawa y su movimiento. El ministro japonés Takumi Nemoto ha defendido este miércoles la decisión de la comisión asegurando que “llevar tacones en el trabajo es necesario y razonable”.
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