, La vida después, se exhibirá a partir del 23 de octubre en Cineteca Nacional, La Casa del Cine, Cinemex Reforma, Cinépolis Diana y a partir de noviembre en Le Cinema IFAL y Cine Tonalá
La fragilidad emocional, las ausencias, el dolor, la falta de comunicación, los silencios, la represión de las emociones, la violencia contenida, la fractura de las relaciones familiares, son las temáticas que aborda el cineasta y guionista mexicano David Pablos, en su ópera prima La vida después (México, 2013), ganadora del Concurso de Óperas Primas del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), que apoya la realización de los primeros largometrajes de sus alumnos destacados.
La película es también un cuestionamiento acerca de la idea de la estructura familiar y el deber social que nos “obliga” a querer a nuestros padres y hermanos sólo por tener la misma sangre. Al respecto, en palabras del realizador: “La idea era explorar la familia, que es lo que te define, lo que te hace, lo que te forma en la vida, y no sólo explorar eso sino cuestionarlo, la idea de la estructura familiar y de la familia como institución sagrada, el por qué uno debe amar a sus padres o hermanos sólo por eso, porque son tus padres y hermanos”.
La vida después, cuenta con la contundente actuación de María Renée Prudencio, en el papel de Silvia, la madre desequilibrada que tras la muerte de su padre se hunde en una profunda depresión que afecta profundamente la relación con sus hijos, interpretados por Rodrigo Azuela y Américo Hollander, en plena adolescencia, para quien ella es una figura ausente y lejana.