La Ópera para niños no es cosa de niños
Por : Andrea Colotla
El pasado sábado se estrenó en el Centro Cultural Helénico Las Bodas de Fígaro de Lorenzo da Ponte y cuya música escribió Wolfgang Amadeus Mozart en su versión para niños; en el boletín de prensa decía que era una obra “perfectamente” adaptada para niños, cuya dirección escénica corría a cargo de Jaime Matarredona, famoso por hacer “súper producciones” y que contaba con un elenco de talla internacional. Yo por supuesto me emocioné y esperaba encontrar una puesta en escena realmente excepcional; he aquí lo que sucedió:
A lado de mi había una pequeña, quien toda la obra se la pasó: ¿esa quién es?, ¿es buena?, ¿se va a casar?, ¿por qué cantan así?, ¿qué dicen?, ¡cantan feo!, ¡esa ni es su voz!, etc., etc., etc…
¡Sorpresa señores adaptadores!, NO, no está perfectamente adaptada para niños.
Yo entiendo y aplaudo la idea de acercar a los pequeños a la Ópera, pero cómo pretenden que a lo largo de una hora y media de cantos en italiano del setecientos, un niño entienda la historia y no se aburra; si los mismos papás (algunos) tenían una cara de terror y confusión. Imagino que el director y los adaptadores no quisieron perder esta parte esencial de la Ópera traduciendo al español, lo cual solucionaron con subtítulos; ¿subtítulos, cuando cantan ocho personajes a la vez, cada uno cosas distintas?, ¿Subtítulos cuando algunos de los pequeños aún no saben leer y cuando hay gente muy intolerante en estos lugares que no consiente que un papá intente explicarle al hijo de qué se trata la obra?, pero además ¿subtítulos que se tapan con la escenografía y a veces con los mismos personajes?
Las teorías pedagógicas dicen que sólo se cuenta con los primeros 20 minutos de atención para hacer que alguien se interese en algo o aprenda algo, entonces en situaciones como estas, los niños empiezan a hablar, a inquietarse, a llorar, etc., y no quiero ser intolerante, pero es por demás sabido que – aunque aceptamos que al acudir a un espectáculo para niños nos toparemos con estas “incomodidades”- , el contrato de espectador indica que en el teatro se debe estar callado y atento.
Cambiando de tema, el chiste, o por lo menos esa considero, de las funciones para niños es que se lleven además de un rato de entretenimiento un aprendizaje. Hasta donde yo lo entiendo Fígaro se queja de las mujeres diciendo que todas son iguales y que son falsas y que son de lo peor; el Conde engaña a la Condesa con todas las mujeres del castillo y quiere impedir la boda de Susana con Fígaro porque la quiere para él; Cherubino es un seductor; la Condesa y Susana recurren a trampas, engaños, mentiras, etc., para atrapar al Conde y al final la Condesa le perdona la infidelidad; ¿eso es lo que quieren que aprendan los niños?, sí, sé que podemos decir que la moraleja es que las mentiras tarde o temprano se descubren, pero no me parece la mejor manera de demostrarlo.
En fin, esta es sólo mi humilde opinión, yo recomendaría que lleven a sus niños de diez años en adelante; las funciones son todos los sábados hasta el 12 de julio a la una de la tarde, en el Teatro del Centro Cultural Helénico.