Antes de Sleep, la noción del stoner rock era nebulosa y turbia, oculta tras el humo de cannabis que provocó un nuevo cruce entre el doom y el sludge en su obra maestra Holy Mountain.
Sleep se convirtieron en leyenda y bandita de culto allá por el ’95 cuando al entregar su nuevo material, Dopesmoker (un rolón épico de más de 60 minutos basado en un solo hipnótico riff), su disquera les pidió que le bajaran 10 rayitas a su bong, prefiriendo ellos tronar la banda antes de comprometer su estética, y entrando en suspensión mientras Matt Pike siguió el camino heavy con High on Fire y Al Cisneros le entró duro al doom con OM. Pero el tiempo les ha dado la razón. Y el sentido del tiempo también ha optado por distorsionarse a tu alrededor desde el 2009, cuando el Dopesmoker por fin se editó y Sleep regresaron triunfantes, todos pesados, lentos y profundos, esparciendo ese lodo metaloso por festivales internacionales como el Primavera Sound y el Desert Daze.
Pero su regreso no es nostálgico, ni mucho menos volátil ni cargado de oportunismo: es el perfecto escape a los tiempos oscuros que vivimos, es inhalar, sostener y soltar de aquí hasta el siguiente sueño. Follow the smoke toward the riff filled land…
https://youtu.be/ugp8a7B9izw
