El prometedor director Toby Grisoni se embarca en la ardua labor de dirigir una adaptación de la inigualable obra cumbre de la literatura castellana: Don Quijote de La Mancha. Con el paso de los días, Toby irá abandonando su cordura por culpa de un antiguo conocido: un zapatero anciano convencido de que es el verdadero Don Quijote.
Esta película es una verdadera leyenda de Hollywood. 25 años de producción, retrasos en el rodaje, accidentes en el set y un hombre tan ambicioso como loco: Terry Gilliam. El longevo exmiembro de los Monty Python se ha hecho un nombre dentro de la industria Hollywoodiense, principalmente gracias a su notable labor como director de largometrajes tan inclasificables como mágicos.
Gilliam es un hombre dedicado, algo estrambótico y con una imaginación inmensa, pero ni siquiera mentes tan privilegiadas son capaces de sacar adelante proyectos tan accidentados. El hombre que mató a Don Quijote es una pequeña gran decepción, pero que haya logrado ver la luz al final del túnel debe ser una dulce victoria para Gilliam, independientemente de su resultado final. El mundo del cine se siente orgulloso.