De Tito se han dicho ya todas las cosas. Que si su complexión física, que si se veía mejor con el mechoncito blanco o que si la barba le va bien. Que antes era chido y que sí estaba contra el sistema. Pero seguramente todo eso le vale tres kilos de lo que sea… Lo verdaderamente importante en Tito Fuentes es la música. El discurso. La desfachatez al presentarse sobre un escenario para juntar a miles de personas en un festival en el que ya todos se saben las canciones.
Pero aunque de Tito ya se ha dicho todo, Tito quiere que se diga más. Que su rumor siga expandiéndose. Por eso ahora incursiona en una faceta solista. Sí, el mismo Tito de Molotov. Sí, el mismo que te saluda con una mano sobre la cabeza cuando lo ves. Y pues sí, ahí viene… ¡Saluden al imbécil de la moto!