Por ser una obra que parte de la necesidad imperativa de vomitar, de purgar el dolor y reconciliarse con él; que no nace desde el amor, sino que está creada desde la furia. Desde la fiereza de vivir, Todos los peces de la Tierra ha iniciado su primera temporada con una exitosa función de estreno, logrando cautivar las miradas y el corazón de los asistentes.
Inspirada en hechos reales, es una historia de amor crudo y orfandad que tiene como principal estandarte la libertad. Somos una sociedad que no está acostumbrada a vivir para sí misma. Ésta obra le grita amorosamente al espectador: sé libre, la pérdida es un ancla con la que tienes que aprender a caminar. No mueras en vida, vive, recupérate a ti mismo.
Escrita por Bárbara Perrín Rivemar y dirigida por Alejandro Ricaño, narra la aventura de Marina sobre su bella y dolorosa relación con su padre, un viejo y estricto lobo de mar.
Marina nació a 1200 metros sobre el nivel del mar y 500 kilómetros de la costa más cercana. Al conocer la playa, su padre descubre que su hija es alérgica a los mariscos, misma que le provoca una desgracia en la garganta. Contra todo pronóstico, la niña –que ahora ya tiene 20 años– ha crecido con una voz maravillosa.
Pero parece que las desgracias siempre empañan el cielo de la joven: una llamada telefónica con la peor noticia del mundo parte en dos la vida de Marina: papá se ha perdido en el mar. Ella irá a buscarlo hasta los rincones más recónditos del océano y el dolor, así tenga que comerse a todos los peces de la Tierra.
La protagonista de esta “tragedia con final feliz”, explora la aceptación de la pérdida y los claroscuros de una relación padre e hija en un extraño universo donde la fantasía se mezcla sin previo aviso con lo cotidiano y planteará al público ¿hasta cuándo es correcto abandonar toda esperanza?
El elenco de la puesta, presentada por la compañía Todos los Peces de la Tierra, lo integran Gina Martí y Adriana Montes de Oca; como asistente de dirección se encuentra Ángel Luna y la iluminación está a cargo de Roberto Paredes.
Vivir para alguien más hace que te vuelvas huérfano de ti mismo y eso es lo más duro de trabajar y reconocer en una pérdida. Que la persona solo tapaba la falta de ti mismo. Aceptar una pérdida, libera; no hay nadie para quien vivir y eso aterra. Somos seres que no estamos acostumbrados a la libertad.
Todos los peces de la Tierra se presenta los miércoles a las 20: 30 Hrs., desde el 14 de junio hasta el 30 de agosto. Los boletos tienen un costo de $250 general y $150 estudiantes, maestros, INAPAM, vecinos de Coyoacán, Iztapalapa y Benito Juárez.